Aceptar

Aceptar
 

ACEPTAR

 

Recuerda, la palabra “aceptar” no es muy buena. 

 

Lleva cierta carga (por ti, no por la palabra), porque sólo aceptas cuando te sientes impotente.

 

Aceptas de mala gana, aceptas reticentemente. 

 

Aceptas sólo cuando no puedes hacer nada, pero, en el fondo, todavía deseas; piensas que de haber sido de otra forma hubieras sido feliz.

 

Aceptas como un mendigo, no como un rey; y hay una gran diferencia.

 

Si la esposa se marcha o el marido se marcha, finalmente llegas a aceptarlo.

 

¿Qué le vas a hacer?

 

Lloras desconsoladamente y pasas muchas noches preocupado, atraviesas muchas pesadillas y sufrimientos…, ¿y luego, qué hacer?

 

El tiempo cura, no la comprensión.

 

El tiempo; y recuerda, el tiempo es necesario sólo porque no comprendes, si no, te curarías inmediatamente.

 

Se necesita tiempo porque no comprendes.

 

Así que, poco a poco (en seis meses, en ocho meses, en un año) las cosas de difuminan, se pierden en la memoria cubiertas por el polvo.

 

Y pasa un año; y poco a poco te vas olvidando.

 

Duele porque vas cargando con el pasado.

 

Cargas con todas las cosas, es por eso que estás tan cargado.

 

¡Cargas con todas las cosas!

 

Tú fuiste niño; el niño todavía está ahí, le llevas contigo.

 

Luego fuiste un muchacho; el muchacho todavía está ahí con todas sus heridas, experiencias y estupideces, él todavía está ahí.

 

Cargas con todo tu pasado, capa sobre capa: todo está ahí. Es por eso que algunas veces retrocedes.

 

Si te ocurre algo y te sientes desamparado empiezas a llorar como un niño.

 

Has retrocedido en el tiempo, el niño ha salido a la superficie.

 

El niño es más eficiente llorando que tú, así que el niño sale a la superficie y empiezas a gemir y a llorar.

 

Hasta puede que empieces a patalear igual que un niño con una rabieta. Pero todo está ahí.

 

¿Por qué llevamos toda esa carga? Porque en realidad nunca aceptas nada.

 

Escucha: si aceptas algo, ello sencillamente nunca se convertirá en una carga; entonces no cargarás con la herida.

 

Aceptas el fenómeno.

 

Has aceptado el fenómeno; no queda nada de él con lo que haya que cargar, estás fuera de él.

 

A través de la aceptación te sales fuera de él, pero si aceptas porque te sientes algo impotente, cargarás con él.

 

Recuerda una cosa: cualquier cosa que está incompleta permanece para siempre como una carga, cualquier cosa que esté completa se abandona.

 

Porque la mente tiene una tendencia a cargar con las cosas incompletas con la esperanza de que algún día surja una oportunidad para completarlas.

 

Todavía esperas a la esposa o al marido, o estás esperando a que regresen los días que ya se han ido.

 

No has transcendido el pasado.

 

Y a causa de ese pasado tan pesado, no puedes vivir en el presente.

 

Tu presente es un caos debido al pasado, y lo mismo ocurrirá con el futuro; porque el pasado se irá haciendo más y más pesado.

 

Cada día se va haciendo más y más pesado.

 

Cuando realmente aceptas, en esa actitud de esencialidad no hay rencor, no te sientes impotente.

 

Sencillamente entiendes que así es la naturaleza de las cosas.

 

Osho