CUENTOS CORTOS II
de Anthony de Mello
La paz
Había dos monjes que vivieron juntos durante cuarenta años y nunca discutieron. Ni siquiera una vez.
Un día, uno le dijo al otro:
- ¿A usted no le parece que ya es hora de que discutamos por lo menos una vez?
El otro monje dijo:
- Está bien, ¡comencemos! Pero... ¿sobre qué discutiremos?
- ¿Qué le parece sobre este pan? - respondió el primer monje.
- Está bien, vamos a discutir sobre el pan, pero ¿cómo lo haremos? - preguntó el otro monje.
Contestó el primero:
- Ese pan es mío, me pertenece.
Y el otro replicó:
- Si es así, tómelo, y no se hable más.
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Aquí y ahora
Diálogo entre el maestro y el discípulo:
- Maestro, ¿dónde debo buscar la iluminación?
- Aquí…
- ¿Y cuándo tendrá lugar?
- Está teniendo lugar ahora mismo.
- Entonces, ¿por qué no la siento?
- Porque no miras.
- ¿Y en qué debo fijarme?
- En nada. Simplemente mira.
- ¿Mirar qué?
- Cualquier cosa en la que se posen tus ojos.
- ¿Y debo mirar de alguna manera especial?
- No. Bastará con que mires normalmente.
- Pero, ¿es que no miro siempre normalmente?
- No.
- ¿Y por qué no?
- Porque para mirar tienes que estar aquí, y casi nunca lo estás.
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Cálculo
El Maestro solía reirse abiertamente de aquellos de sus discípulos que deliberaban interminablemente antes de decidirse a hacer algo. Él lo expresaba del siguiente modo:
- Las personas que deliberan exhaustivamente antes de dar un paso, se pasan la vida sobre una sola pierna.
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Palabras
Los discípulos estaban enzarzados en una discusión sobre la sentencia de Lao Tse:
Los que saben no hablan; los que hablan no saben.
Cuando el Maestro entró donde aquellos estaban, le preguntaron cuál era el significado exacto de aquellas palabras.
El Maestro les dijo:
- ¿Quién de vosotros conoce la fragancia de la rosa?
Todos la conocían. Entonces les dijo:
- Expresadlo con palabras
Y todos guardaron silencio